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Si les preguntas a mis amigas una de mis virtudes, seguramente te dirán pensando en cómo hemos compartido juntas la infancia de nuestros hijos: ¡Qué paciencia que tiene Katha!.
Me río recordando las experiencias que las llevan a reconocerme así, es verdad, he podido demostrar la paciencia en esas situaciones retadoras que compartimos juntas algunas veces, por ejemplo en las vacaciones de playa con 10 niñas juntas y 4 madres con ganas de descansar, ¡¿te imaginas esa combinación?!

Aún me molestan evocando mis conversaciones en absoluta serenidad con mis hijas luego de una conducta inapropiada, mientras las otras niñas ya habían recibido un buen grito, estaban castigadas en sus cuartos y mis amigas me miraban con mala cara porque yo no había reaccionado igual. Aprendimos juntas muchas cosas y hoy reímos de esas experiencias por las que me he hecho acreedora a la medalla de la paciencia para ellas.
Pero no es una medalla que se gana fácil, es una medalla que se gana siguiendo pasos importantes. La verdad es que la paciencia no es una cualidad que esté allí por arte de magia.
Entonces, ¿se te acaba la paciencia en momentos de alta tensión con tus hijos? ¿O no solamente con tus hijos sino con esos eventos que sientes que te enfrentan a situaciones que no puedes manejar? A mi también me ha pasado y me pasa en algunas ocasiones aún, y es porque la paciencia es una virtud que hay que cultivar y que necesita de un cúmulo de herramientas, no nace ni se sostiene por sí sola, eso te lo puedo asegurar.

Hoy mis amigas comprenden que esa paciencia con la que me etiquetaron por años, viene construida de la mano de herramientas que la sostienen y que cuando las pierdo o no están allí, estallo igual que ellas o que tú o que cualquier persona ante una situación retadora.
Sería una mentira decir que podemos sostener la educación de nuestros hijos, o nuestra respuesta ante las experiencias retadoras que tengamos en la vida, solamente pensando en ser pacientes.

¿Qué necesitas para poder hacer de la paciencia realmente esa aliada de tu vida?
Nada se puede hacer si no partes desde ti mismo, si no sabes quién eres, qué es lo que quieres y hacia donde vas.
Primer paso imprescindible entonces: conectar contigo, con lo que quieres, con lo que crees, con tu historia, con lo que te hace bien y con lo que necesitas sanar. Hay técnicas maravillosas para lograrlo.
Y luego de eso, necesitas tener herramientas para saber esperar, tanto en la crianza de tus hijos como en los procesos de tu vida. No puedes salir a querer lograr algo sin esas herramientas que te ayuden a saber que vas por el camino que te llevará a donde quieres llegar.
Rutinas, desarrollo de pertenencia, trabajo de equipo, buenos procesos de comunicación, estrategias de regulación emocional, escucha activa, técnicas para escucharte como primer paso y saber por qué vas sintiendo lo que sientes, etc., son algunas de las herramientas que puedes desarrollar para que puedas hacer de la paciencia una actitud sostenible en el tiempo.
Mis amigas me han visto perder la paciencia algunas veces, cuando desconecto de esa escucha conmigo misma, me pasa y es parte del aprendizaje diario que todos tenemos, lo bueno es que sé por dónde regresar y volverme a conectar y allí, solo allí está el secreto que todos podemos lograr.

Así que no eduques a tus hijos, no esperes que tus problemas se soluciones, no esperes que las cosas cambien, solo con PACIENCIA, ella no camina ni se construye por sí sola, necesita ese equipo que tú puedes desarrollar.
¿Te animas a hacerlo?
La paciencia se fortalece con la certeza de hacia dónde vas y con la seguridad de que vas a llegar.
– Katha Urquizo