¡Atención! Tu adolescente podría estar enviando fotos con contenido sexual

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Daniel (nombre ficticio) llegó a mi consulta por presentar ideas de persecución: “todos me miran”, “se burlan de mi”, “tengo que hacer un live para aclararlo todo”, “hay cámaras por todos lados para ver mi vida”.

“Aclararlo todo” apunté en la sesión en donde lo mencionó y eso nos permitió poner en palabras la experiencia,  que se convirtió en el evento desencadenante del problema que actualmente presenta. Me cuenta entonces como, unos meses atrás estuvo conversando solamente vía whatsapp con una “chica” a quien no conocía, luego de algunas conversaciones que implican un claro coqueteo, ella le pidió fotos privadas y él, muy motivado por la atención, las envió: fotos con el torso desnudo, fotos en boxer, finalmente fotos sin ropa.

Hubiera parecido un simple evento de coqueteo con el compartir de contenido íntimo, hasta que se convirtió en una broma de un grupo de jóvenes de su colegio, que divulgaron la fotos fotos por toda la ciudad.

Esto es justamente uno de los riesgos que hoy se presenta en la práctica de sexting, muy común entre los adolescentes.

¿Qué es el sexting?

Sexting es la acción de filmarse o tomarse fotos con contenido sexual, íntimo o incluso pornografico, para enviar esas imágenes o videos a otra persona supuestamente de confianza por medio de un dispositivo electrónico, mediante mensajes instantáneos, redes sociales, foros o e-mail.

Esta práctica que se ha vuelto muy habitual entre los adolescentes (aunque hay muchos adultos que también la utilizan),  nos deja algunas interrogantes:

 

¿Por qué se ha vuelto una práctica tan común?¿Qué peligros puede traer?¿Cómo lo prevenimos?

Conocemos ya que la adolescencia es una etapa de muchos cambios, uno de ellos es el despertar de su sexualidad ligado a la manera en la que van aprendiendo a relacionarse con los demás. Hay en ellos mucho cuestionamiento sobre si mismos,  sobre como pertenecer a un grupo y sobre como sostener una relación con otra persona.

Los adolescentes aún no han medido el peligro de la práctica del sexting

Frente a estos cambios, el uso de la nueva  comunicación que supone el celular con acceso a internet y todas sus formas de interacción, les plantea una manera diferente de relación entre las personas, una que, para ellos, en un principio, los protege de un elemento exclusivo de lo presencial y que en la adolescencia (y en ciertos momentos de la vida adulta) es atemorizante. Hablo de la mirada del otro, pero esa mirada que no puede ser encubierta por un dispositivo, esa mirada directa que puede dejar de manera inmediata la sensación de ser juzgados, calificados, aprobados o no.

Entonces el envío de fotos o videos íntimos en el intento de entablar una relación de confianza con otro, bajo la creencia que del otro lado hay alguien que no juzga (al que no se ve de manera real en ese momento aunque se lo conozca) y que muestra interés porque solicita; les da un lugar de seguridad para realizar esta actividad que realmente se convierte peligrosa, sin que un adolescente pueda medirlo de manera inmediata, su intento de relacionarse y de responder a sus cuestionamientos sobre lo sexual es más fuerte que la idea de detenerse a pensar en los riesgos de la práctica del sexting.

Y es que esta práctica puede fácilmente ser usada por ellos para:

  • tener la idea de seducir a otra persona,
  • para reafirmar su autoestima porque además, en muchos casos, pueden atreverse a acciones que no se atreverían de manera presencial ,
  • Como forma de expresión de si mismos
  • Para tener una forma de sentir que son populares y aceptados por otros
  • Para responder a la presión del grupo de amigos
  • Para responder a la presión del otro con el que se relacionan de quien creen, sea su pareja ya reconocida como tal o aquella que está formándose, es una persona de confianza. Les es imposible pensar lo contrario.

Todo esto le sucedió a Daniel (nombre ficticio), nunca supo ni se detuvo a pensar en que una vez enviada cada una de esas fotos a través del celular, él perdía totalmente el control de lo que pudiera suceder con ellas, lo cual es uno de los riesgos de esta práctica.

No se le ocurrió sospechar que su receptor pudiera enviar a propósito ese contenido a otras personas y así convertirse en un reenvío sin fin que llegue a un público cada vez mas amplio.

El momento ENVIAR pierdes el control sobre lo que compartes

No se le ocurrió pensar que era un material muy privado y que ese dispositivo al que lo enviaba podría ser robado y podría no solo enviar cada una de las fotos, sino inclusive publicar todo el contenido en internet.

No se le ocurrió pensar todo lo que esto iba a causar sobre su vida personal, sobre su autoestima, sobre el concepto que los demás y él mismo construiría.

No se le ocurrió pensar sobre cómo esto lo podría perseguir por mucho tiempo y que quizá no iba a sentirse seguro nunca más.

Todo esto que a Daniel no se le ocurrió, es parte de los riesgos reales del sexting y que, no a Daniel, sino a practicamente ningún adolescente que lo practique se le ocurre en el momento de aplastar el primer botón de ENVIAR.

Daniel desarrolló síntomas, muchos otros que se han visto expuestos a los peligros del sexting los han desarrollado también, no necesariamente en la manera en la que lo hizo el protagonista de esta historia, pero esto toca la vida de todo aquel que no piensa en los riesgos antes de ponerse en marcha.

¿Hay maneras de prevenir los riesgos?

Definitivamente si, una de ellas es hablar de este tema, no mantenerlo en silencio pensando que existe muy lejos de nosotros cuando la verdad es que está a la vuelta de la esquina a punto de tocar el timbre de tu casa.

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